
El museo Reina Sofía acoge hasta el 23 de agosto "Desvíos de la deriva. Experiencias, travesía y morfología", una exhibición de proyectos utópicos de ciudades más habitables en Chile y Brasil, con las que algunos arquitectos soñaron y llegaron a plasmar en papel.
La exposición cuenta con dibujos, planos, fotografías, óleos, maquetas, cuadernos de artista, etc., que suman más de 400 objetos, de autores como Flávio de Carvalho, Juan Borchers, Lina Bo Bardi, Roberto Matta, Sergio Bernades, Le Corbusier y más.
Sin duda una gran exposición que no hay que perderse. ¡Nos vemos allí!
Disculpad, pero esta es una exposición que cuenta con excelentes proyectos pero que tiene un trabajo de comisariado más que dudoso. ¿Qué une a estos arquitectos? Decir que experiencias utópicas en Latinoamérica es bastante vago, ya que entonces faltarían, por poner dos ejemplos, Clorindo Testa y Lucio Costa (o Niemeyer). El marco cronológico es más que amplio, haciendo aún más patente la falta de criterio. Asegurar que el movimiento moderno llegó únicamente de la mano de le Corbusier a Latinoamérica es mentira (la mayoría de los arquietctos contenidos en la exposición estudiaron en Europa, por ejemplo, Lina Bo era italiana, o, como es bien sabido, las patentes de ventanas llegaron antes que Le Corbu). De Le Corbusier se llega a asegurar en un vinilo explicativo que es un arquitecto funcionalista que se basaba en el cálculo matemático (!). Nada más. Y, por último, aunque no menos importante, hay que recordar que la Escuela de Valparaíso es un centro católico que obligaba a sus alumnos a cargar con una enorme cruz a cuestas en sus viajes, que jamás reconoció el trabajo individual de sus alumnos aunque sí el de sus profesores (fijaos en las cartelas, veréis que los nombres de los profesores aparecen en los proyectos y después, al lado, aparece simplemente "Escuela de Valparaíso", es decir, el nombre importa, pero no el de los alumnos, no es una estructura horizontal) y que estos mismos profesores se servían de los trabajos de sus alumnos para sus prácticas profesionales sin remunerarles y sin reconocer sus méritos (fijaos tb en los proyectos construidos que aparecen en la expo y lo veréis). En suma, un despropósito que trata de hacer como si Latinoamérica fuera guay, utopista y comunitaria y el resto no. Eso se llama colonialismo. Y una cosa más, ¿a que en toda la exposición, en los folletos y en los catálogos (que saldrán una vez termine la expo, tal y como amablemente te explican desde publicaciones en el museo) no encontráis el nombre de la comisaria?
ResponderEliminar