Por: Javier Sancho
Y
se hizo el sol...tras atravesar los Alpes austríacos, tren batallando contra
las últimas nieves primaverales y dejando en nuestras retinas paisajes
impresionantes, arribamos a la rivera del lago Constanza; la pequeña Bregenz,
encantadora, mecía en la orilla una perla abstracta: 15 años lleva anclada, una
genial obra, la Kunsthaus de Peter Zumthor.
Su
aspecto de líneas depuradas, de escala acorde con su enclave, nos ofrece una
primera parada, la plaza donde se halla el café, dura, perfecto contraste entre
la magnificiencia del lago y su verde orilla, animado preámbulo antes de entrar
al espacio mágico...
Sinceramente,
dentro del mismo no sé si es más espectacular el tránsito por las escaleras
etéreas, la luz cenital en cada planta, culpable de mutar nuestra percepción, o
la retícula utilizada, que se extiende a lo largo, ancho y alto de cada
resquicio del mismo, en perfecta, casi, ejecución... Por muy anodina que sea la
muestra, toda persona saldrá alucinada, porque la desnudez y complejidad del
mismo, hará las delicias de las inquietas mentes en su interpretación.
De
vuelta al exterior, el primer momento es incierto... Uno nunca sabe si había
más luz dentro o fuera de la Magistral Obra...
Silencio...
Through
the Alps, just arriving to Bregenz, after an awesome trip, there´s a pearl in
Konstanza lake side, the Kunsthaus of Peter Zumthor. Just going throug the
welcome Square, great transition between the lake and the city, we get into a
incredible space, where the space is showed to us nude and extremely complex:
also the module, which is perfectly executed through all the building, keep our
minds surprised. When you leave it, you never know if there was more light
inside or outside the Master Piece...
Silence...
Hasta
luego
b´aC
Javi
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