Fue Boullé quien en el siglo XIX abrió el debate sobre la expresividad
de la arquitectura. Él promovió, en aquel momento, lo que sus detractores
llamaron “architecture parlante” (arquitectura parlante). Se trataba de una
manera de proyectar sincera, en la que el arquitecto conseguía que el edificio
contara cuál era su función a través de su forma.
Sus revolucionarias ideas influyeron notablemente en sus
contemporáneos y también en las futuras generaciones. Hoy día encontramos
muchos ejemplos de edificios que van más allá de la función convirtiéndose en un
símbolo. Suele ser una arquitectura muy divertida, con formas de todo tipo, que
nos hablan de su uso o bien de quien lo habita, de sus gustos, de su trabajo e
incluso de sus sueños y anhelos.
En Arquitectitis, hemos querido rescatar una serie de
imágenes de edificios parlantes, especiales por tener formas de animales.
¿Capricho?,
¿sinceridad?, ¿diversión?
¡Queda abierto el
debate! ¡Buen miércoles para todos!
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