Hará ya unos años de ésto, mas aun recuerdo la charla, Mies vs. Scharoun, que como introducción a Proyectos 1 ofrecía a los alumnos A. Capitel; de lo que no me acuerdo exactamente era de su desarrollo, pero sí de la importancia de ambos arquitectos en el Siglo XX.
Como sabréis, en Berlín coinciden en un mismo lugar tres relevantes edificios (aunque esto sucede por igual en otros enclaves de la misma), obras de los arquitectos mencionados, siendo dos de Scharoun y uno de Mies, obra póstuma la de éste. Aprovechando mi visita hace poco tiempo, en el transcurso del verano, pude visitar por primera vez el interior de uno de ellos. Sinceramente, todos los halagos y recomendaciones anteriores al descubrimiento del mismo, se quedan muy cortas: un espacio descomunal, en el que la luz penetra a raudales y de una manera suave se posa sobre las páginas de los que disfrutan allí del estudio, la lectura...o simplemente de permanecer sentados mientras observan a través de los ventanales la Filarmónica y la Neustadt Gallery, en sorprendente contraste negro y dorado; los lucernarios que se abren en la superficie de su cubierta, contribuyen a que esta luz inunde hasta el más recóndito espacio del volumen, donde sobrevuelan plataformas de saber.
El sobrio aspecto exterior, teñido por una trasera dorada que contiene los archivos y que se mimetiza con la Filarmónica, no deja entrever la maravilla que se esconde dentro. Franqueando el vestíbulo, a pesar de su amplitud y la buena disposición de espacios dedicados a taquillas, guardarropa y puntos de información, uno no es consciente de lo que en un nivel superior y tras superar las escaleras, el edificio esconde.
Será fácil elegir un asiento, todos gozan de una quietud alumbrada descomunal. Disfrutaremos de nuestra lectura o meditación compartiendo con otros el inmenso espacio...
El silencio, es omnipresente...tan sólo perpetrado suavemente por el clic de las cámaras de los arquitectos ensimismados con tanta belleza...
Hasta luego,
B’aC
Javi
